Calidad del agua para la aplicación de Fitoterapéuticos
Los manejos y controles de grandes superficies de cultivos se llevan a cabo casi en su totalidad mediante el uso de productos fitosanitarios.
El buen desempeño de estos dependerá de varios factores como
1) configuración del aspersor
2) condiciones ambientales,
3) características de las plagas, etc.
Este artículo se centra en el análisis de la calidad del agua, entendiéndolo como el vehículo de la mayoría de las aplicaciones. Conocer la calidad del agua que se utilizará en una aplicación, nos permite realizar las correctas tomas de decisiones para acondicionarla sin afectar el rendimiento del producto que estamos utilizando. En algunos casos, la mejor decisión puede ser cambiar la fuente de agua. En líneas generales, la calidad del agua para aplicaciones depende del pH (acidez / alcalinidad), la salinidad (sólidos disueltos totales y dureza) y la turbidez (materia orgánica y arcilla en suspensión). Estos parámetros afectan la eficacia y estabilidad de los productos fitosanitarios.
La importancia en el control de los parámetros fisicoquímicos del agua
En muchas oportunidades, los esfuerzos para diseñar e implementar estrategias de aplicaciones de fitoterapéuticos se ven perjudicados debido a fallas en el proceso de la aplicación. Por lo tanto, es necesario conocer cuáles son los puntos críticos de estos procesos, para poder efectuar las mejoras necesarias con el objeto de incrementar y mejorar la calidad en las aplicaciones. En virtud de eso, nos propusimos generar una serie de artículos enfocados en los distintos parámetros y etapas. En este artículo, nos centramos en la calidad del agua, que se utiliza principalmente como vehículo o medio para aplicaciones de productos fitosanitarios.
pH del agua de aplicación
El pH es una medida de la acidez o alcalinidad de una sustancia o solución. Su rango de medición normal es de 0 a 14, donde 0 es ácido fuerte (1 Molar), 7 es la neutralidad y 14 es alcalino o base fuerte (1 Molar). Un producto fitosanitario trabaja óptimamente dentro de un determinado rango de pH; más allá de estos valores, la eficacia del producto se verá reducida (e incluso se podría degradar) debido a la hidrólisis de los ingredientes activos. La mayoría de los productos se hidrolizan por alcalinidad (pH superior a 7). Como se muestra en la Tabla 1, la mayor cantidad de productos fitosanitarios funcionan en el rango óptimo de pH de 4 a 6. Por otro lado, la vida media se refiere al tiempo requerido para que el 50% del ingrediente activo se degrade, esto puede calcularse en función a la variación de el pH del caldo .
En la Tabla 1 se puede observar la estabilidad de diferentes productos a determinados pH. Este parámetro nos da una idea de lo comprometido que, muchas veces, es retrasarse en las aplicaciones una vez que se ha preparado el caldo, o dejar el tanque de la máquina cargado con productos para realizar una aplicación al día siguiente. Es además un poderoso indicador de la necesidad de regular los valores de pH del agua, a fin de minimizar pérdidas de principios activos.
“Es necesario mantener un estricto control sobre los parámetros fisicoquímicos del agua”
Sales en el Agua
Por sus inusuales características y propiedades fisicoquímicas, el agua es un excelente medio para disolver un enorme número de compuestos y sales. El tipo y la cantidad de sales disueltas en el agua tienen gran relevancia. Estas pueden interferir con los principios activos fitoterapéuticos y, como consecuencia, generar una inactivación parcial de las moléculas y/o una menor absorción foliar. En líneas generales, la calidad del agua para aplicaciones depende de: pH (acidez / alcalinidad), salinidad (en particular, sólidos disueltos totales y dureza) y la turbidez (materia orgánica y arcilla en suspensión). Estos parámetros afectan sustancialmente la eficacia y estabilidad de los productos fitosanitarios. Los principales elementos que se pueden encontrar disueltos en el agua son: cationes como calcio (Ca²⁺), magnesio (Mg²⁺) y sodio (Na⁺), y aniones como sulfato (SO₄²ˉ), cloruro (Clˉ) y bicarbonato (HCO₃ˉ). Otros elementos que se encuentran, pero en menores concentraciones, son K⁺, Fe²⁺, Fe³⁺, NO₃ˉ. Los sólidos disueltos totales (SDT) son la medida de concentración total de iones en solución, y se expresa en partes por millón (ppm). Una manera sencilla de determinar la medida del SDT es a través de la conductividad eléctrica (CE). El valor de CE es directamente proporcional a la concentración de sólidos disueltos, por lo tanto, a mayor SDT mayor CE. La CE se expresa en μS/cm, y como regla general aguas con valores menores a 500 μS/cm se consideran adecuadas.
Dureza
La dureza del agua es la concentración de los dos iones divalentes más importantes y comunes en la misma: Ca²⁺ y Mg²⁺. Normalmente, se expresa como equivalente de carbonato de calcio (CaCO₃) en mg/L (o ppm). La clasificación de la dureza del agua según el valor de CaCO₃ en ppm se muestra en el diagrama superior. Las aguas duras afectan el desempeño de los herbicidas de carácter ácido débil como, por ejemplo, 2,4 D amina, 2,4 DB amina, MCPA, glifosato, imazetapir, dicamba, etc. Los productos, al ser agregados al agua, se disuelven y reaccionan con los cationes Ca²⁺ y Mg²⁺, pudiendo precipitar, hidrolizar o formar complejos, lo cual reduce la absorción del herbicida a través del follaje. Ecuación de inactivación de Glifosato en función de la dureza del agua: Inactivación Glifosato (%) = (Vol. aplicación (l/ha) * Dureza (ppm CaCO₃) * 0,00047) / Dosis sal glifosato (kg/ha)
Turbidez
La limpieza del agua a utilizar para el caldo de aplicación tiene suma importancia. Las aguas turbias, en las que se observa la falta transparencia, poseen partículas en suspensión, tales como limos, arcillas y materia orgánica. Debido a sus cargas negativas, estas particulas se adsorben a los herbicidas produciendo también su inactivación. Los productos presentan distinto comportamiento y susceptibilidad frente a la turbidez. Un parámetro que lo refleja es el coeficiente de adsorción de carbono orgánico (Koc). Esta medida representa en qué nivel será retenido el producto por las partículas de arcilla, limo o materia orgánica que generan la turbidez. A mayores valores de Koc, mayor será la retención y por ende menor actividad tendrá el producto. Herbicidas con altos valores de Koc se ven afectados en presencia de aguas turbias. Esto ocurre con herbicidas como el paraquat o el glifosato, cuya actividad se reduce cuando se los emplea con aguas turbias. Por el contrario, y a modo de ejemplo, productos de bajo Koc como 2,4 D, dicamba o atrazina resultan menos susceptibles a la turbidez (ver Tabla 3).
“Además del problema de inactivación que pueden causar aguas que no se encuentren con la limpieza adecuada, también pueden obstruir los filtros y las pastillas de las máquinas pulverizadoras, afectando la uniformidad de la aplicación y disminuyendo la vida útil de los equipos. Conocer la calidad de agua a utilizar a través de un análisis químico nos permitirá tomar las medidas correspondientes y, de esta forma, evitar fallas en los tratamientos”
RECOMENDACIONES
Analizar el agua, preferentemente en laboratorios especializados al menos dos veces al año (verano e invierno)
- Es importante tomar la muestra desde donde se va a tomar el agua para aplicar.
- Cuando el uso de correctores resulte necesario, siempre se debe acondicionar el agua con el agregado de los coadyuvantes en el tanque de la pulverizadora antes de agregar los productos fitosanitarios.
- Luego de armar el caldo, aplíquelo en el menor tiempo posible.
- El pH óptimo para la gran mayoría de los principios activos se encuentra entre 4 y 6.
- En el caso de aguas duras, se podría considerar las 150 ppm como el valor de dureza (ppm CaCO3) a partir del cual tiene sentido corregir.
- Las aguas turbias no deberían ser utilizadas para pulverizaciones.
Autor del Articulo
Dr. Exequiel Porta Licenciado en Biotecnología y Doctor en Ciencias Químicas. Docente e Investigador de la Universidad de Durham (Reino Unido) y Docente de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). Es socio fundador y Director de Desarrollo e I+D+i de SynerCrops. Asesor externo nacional e internacional.